Casa xalet Fassman
Fassman no concebÃa pasar las vacaciones fuera de su pueblo natal. Su familia se habÃa marchado del pueblo antes de la Guerra Civil. Casa Mariot tenÃa otros dueños. Pero era la tierra la que le llamaba y sólo en ella se sentÃa en su casa, aunque estuviera alojado en el hotel o en casas alquiladas.
Un dÃa del verano del 65, a la hora de comer, mi padre llegó con unos minutos de retraso a la mesa del restaurante del Hotel Pessets donde su mujer y yo le esperábamos algo extrañadas.
Era estrictamente puntual a la hora de las comidas y exigÃa la máxima puntualidad. Se sentó sin dar explicación alguna y empezó a comer en silencio, un silencio tenso y eterno. Algo grave tenÃa que ocurrir para que, además de llegar tarde, se saltara las bromas con que comenzaba las comidas. De pronto soltó a bocajarro: "He comprado una montaña." Tras un instante de desconcierto, su mujer y yo nos echamos a reir. Pero no era una broma. Acababa de comprar dos hectáreas de montaña separadas del pueblo por el rÃo. Esa misma tarde, en el café del Hotel Pessets, Fassman pidió un papel a un camarero, dibujó rápidamente un plano sencillo y se lo extendió a su amigo y constructor Aleix Faurat. "Me harás esta casa en Triago," le dijo. No recuerdo lo que le contestó Aleixet. Recuerdo la cara de los dos hombres -caras de roca, caras pallaresas- en las que resultaba muy difÃcil descubrir emociones. Si Aleixet pensó que Fassman se habÃa vuelto loco, no lo manifestó.
Triago era una montaña boscosa donde en un tiempo habÃan corrido tres fuentes. Separada del pueblo por un rÃo de aguas bravas, sólo practicable en piraguas y medios similares, parecÃa no tener otra misión en el mundo que contribuir a la imponente belleza del paisaje pirenaico. Ya era difÃcil que un vehÃculo de motor pudiera acceder a ese paraje. Que se pudiera construir algo allà parecÃa imposible. ¿Por qué escogió precisamente ese lugar?
Fassman siempre sostuvo que en Sort se concentraba una especie de energÃa que emanaba de la tierra misma. Durante mucho tiempo se dedicó a buscar la máxima concentación de esa energÃa en paseos solitarios por el pueblo y sus alrededores. Una mañana, durante uno de esos paseos, se desvió de un antiguo camino que bordeaba el margen derecho del rio y subió montaña arriba dejándose llevar por su intuición. La intuición le condujo a Triago.


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Casa Fassman se inauguró en el verano de 1966. El profesor la llamó Refugio Fassman porque en realidad era su refugio. Hoy sigue siendo el refugio de su recuerdo. Quince años después de su desaparición, la casa sigue recibiendo la visita y los homenajes de sus alumnos y amigos.


Café Pessets